El objetivo de este artículo no es tratar de convencer o de aportar pruebas para la argumentación de que los videojuegos son uno de los factores por los cuales se cometen crímenes y asesinatos. Por otro lado; he tratado de evitar palabras claves como "causadas", "debido" o "provocadas". El objetivo es tratar de mostrar los peligros y las tristes consecuencias que pueden llevar las adicciones a este ocio o el juego no controlado y poco saludable, dando la sensación de que el usuario es dependiente del videojuego, llegando a casos donde el "videojugador" o "gamer" deja de lado sus necesidades básicas vitales con tal de seguir jugando.
Mi objetivo es concienciar a las personas sobre estos hechos para poder evitar el mayor número de desgracias posibles relacionadas con este ocio, para mostrar que todo en exceso es malo y saber cuándo hay que parar. Por eso; si crees que pasas demasiado tiempo delante de la pantalla, te invito a apagarla y socializar más con tu familia y amigos.
Daniel Petric es un chaval estadounidense que tenía dieciséis años cuando la tragedia sucedió. A esa edad, padeció una infección que le obligó a quedarse enfermo en su casa. Antes de este suceso, tuvo una fuerte discusión con sus padres, pues ellos no les permitían a Petric comprarse el videojuego "Halo 3".
Este videojuego fue descubierto por Petric gracias a un amigo y vecino suyo. Sin embargo, debido al contenido violento del juego y a la obsesión que los chicos tenían por el juego, por lo que los padres pusieron punto final al tema quitándoles el videojuego. A pesar del estado en el cual se encontraba Petric, conseguió salir a escondidas de su casa y comprarse el juego, para luego jugar hasta dieciocho horas seguidas sin parar. Sus padres no tardaron en darse cuenta de lo que Petric había hecho, por lo que le quitaron el juego. Su padre; Mark, era un sacerdote de la "New Life Assembly of God". "Nueva Asamblea de Vida de Dios". El problema era que este "Hombre de Dios" guardó el juego en una caja fuerte, donde también guardaba su pistola Taurus PT-92 de 9mm.
Una semana después, el 20 de octubre de 2007, Petric fue capaz de abrir la caja fuerte, tras conseguir la combinación. Cogió la pistola y se dirigió con ella hacia sus padres, con gran frialdad. Según el testimonio del padre, él se encontraba sentado en el sofá cuando su hijo apareció y les dijo: "¿Podéis cerrar los ojos? Tengo una sorpresa para vosotros". Daniel Petric sacó la pistola y disparó a su madre en la cabeza, en el torso y en los brazos, su padre sobrevivió milagrosamente tras recibir un disparo en la cabeza.
Al acabar el trabajo, Petric puso la pistola en la mano de su padre para culparlo, sin que Daniel supiera que su padre seguía vivo. "Eh, Papá, aquí tienes tu pistola, cógela". Él dijo, según Mark.
Poco después, llegaron la hermana de Daniel y su marido a casa, que iban a ver un partido de los "Indians". Daniel les dijo que sus padres habían tenido una grave y fuerte pelea, tras inspeccionar la zona, se dieron cuenta de que su padre seguía vivo y Daniel trató de escapar en la camioneta de su padre, llevando el juego de Halo 3 en el asiento del copiloto. La policía consiguió detener a Daniel mientras gritaba que el crimen lo había cometido su padre.
El juicio tuvo lugar el 15 de diciembre de 2008. Su abogado defensor; Kersey, afirmó que, debido al estrés que Daniel había sufrido y la cantidad de horas dedicadas al juego, era más susceptible a ser influenciado por el juego, y que no podía comprender que la muerte era real y permanente. El fiscal no le dio la razón, argumentó que Daniel no mostró ningún remordimiento por sus actos y que además había intentado culpar a su padre de lo sucedido.
Con dieciséis años, Daniel se libró de la pena de muerte, por lo que fue condenado a cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional después de 23 años, que fue la sentencia mínima. La pena máxima que ante Daniel era la vida en prisión sin libertad condicional, que era lo que el fiscal recomendado para él.
Actualmente cumple cadena perpetua con una revisión de condena prevista para el 2031.
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