Últimamente, hay cierta mala fama entre la prensa especializada de los videojuegos. No culpo a los jugadores, ha habido varios sucesos que demuestran que algunas webs tienen políticas poco éticas, como es el famoso caso de Kane & Lynch y Gamespot. También es normal que alguien empiece a sospechar y tener mala espina cuando cada revista da buenas notas a los juegos anuales como Fifa o Call of Duty, mientras que dan notas peores a otros juegos que en general al público le gustan un pelín más. Aunque me parecen buenas razones para desconfiar de la prensa... Creo que deberíamos mirar esto un poco más detalladamente.
Estamos hablando de profesionales que deben juzgar cada juego de la forma más objetiva posible. Por supuesto, todo análisis debe incluir a la fuerza ciertos grados de subjetividad porque sólo se podría analizar un juego objetivamente mediante un aburrido listado de todos los objetos, habilidades y estadísticas que el título tiene. Pero, la supuesta corrupción vista por muchas personas al dar notas como un 8 al Fifa 2089 es simplemente una especie de objetividad.
Los analistas simplemente están juzgando al juego desde el punto de vista de alguien que no lo ha jugado jamás, valorando sus gráficos, jugabilidad y demás aspectos. Sí, la innovación y la cantidad de cambios presentes influirán dentro de la nota, pero cada juego sigue estando muy bien elaborado, así que según este criterio, cada nuevo juego muy parecido se llevaría una nota similar a la de la primera entrega, pero cada vez bajando la nota. En cualquier caso, este es sólo un ejemplo de los miles de métodos para criticar un videojuego, y ninguno es absoluto.
Digo esto, porque en mi opinión, uno de estos métodos es el que han mostrado una gran parte de jugadores últimamente. Los usuarios, los jugadores incorruptibles que te dirán la validez de un juego sin dejarse sobornar por maletines... son jodidamente subjetivos y se dejan llevar por sus emociones en muchísimas veces. Por supuesto, estoy hablando en general y estoy seguro de que habrá varios lectores que se considerarán excepciones a este movimiento, pero esto es lo que he llegado a observar en estos últimos meses (Y hace más tiempo también)
Los jugadores somos animales que nos enfadamos o nos excitamos muy fácilmente. Son muy conocidos los casos de haters o fanboys en la industria que alaban u odian los productos de una compañía en específico, aunque tampoco faltan los nostálgicos que creen que lo antiguo es lo mejor y todos los nuevos cambios añadidos a una nueva entrega son inmediatamente para peor. Estamos hablando de una comunidad de aficionados que expresa su disgusto de una forma mucho más brutal y peligrosa para los desarrolladores, ya sea para bien o para mal. Todavía me acuerdo de ese maravilloso día en el cual Xbox One quitó sus diabólicas características, pero también recuerdo que la nota de los usuarios de DMC: Devil May Cry en Metacritic sigue en los cincos por culpa de un rediseño que sólo afectó a la historia y que no alteró a gran instancia un juego decente en cualquier otro caso.