Si hay un tema que actualmente da muchísimo de que hablar, amén de su cada vez mayor presencia entre franquicias propiedad de grandes empresas, es la sobreexplotación de títulos y franquicias que, anualmente, salen al mercado con pocas o ninguna diferencia entre sus predecesores. En este conjunto no se incluyen aquellos juegos que, pese a ser explotados por sus desarrolladores, ofrecen cambios y novedades que en muchos casos crean experiencias totalmente distintas, como son el caso de franquicias como Super Mario Bros. Antes de empezar, he de comentar que no tengo conocimiento alguno de otro artículo con un tema similar o igual al que voy a tratar a continuación, por lo que ruego que me disculpen si lo único que hago es refrescar un tema que en estas páginas ya se había hablado. Sin más contratiempos, comencemos: Responder a esta pregunta es, quizás, la parte más fácil de escribir. El mercado de los videojuegos es, actualmente, uno de los negocios con mayor beneficio de todo el mercado global, sin exagerar en ningún apartado. Juegos como Grand Theft Auto V, Super Smash Bros o Bioshock son muestra de que una de las tantas maneras de enriquecerse es con el desarrollo y/o producción de videojuegos. Pero, en un todo, dejando de lado el resto de mercados globales, ¿en qué consiste de verdad el mercado de los videojuegos? La respuesta es muy sencilla: en venderte algo a medio acabar. No se puede negar que en el pasado, aproximadamente ocho o diez años, los juegos salían al mercado acabados, tal vez con un fallo o dos, pero nada que se pudiera comparar con los fallos (o bugs, como los llamaré a partir de este punto) que se producen actualmente. Ojo, hay que separar "bug" y "glitch". Bug es algo que generalmente impide el progreso en el juego, mientras que glitch es algo producido por un simple fallo técnico, que no afecta negativamente a la experiencia de juego. Dejando de lado estos dos conceptos, el porcentaje de encontrarse un bug hace diez años se debían más que nada a una rotura en el DVD o cartucho, más que a un fallo de programación. Actualmente, cuando compras un juego podrás comprobar que el porcentaje de bugs se dispara de manera bestial. Desde enemigos que te detectan sin haber llamado la atención, a misiones imposibles de acabar, los bugs son ahora una parte de la experiencia de cualquier jugador actual. Esto se debe principalmente a la aparición del DRM y los servicios que conectan tu juego a Internet (Steam, Uplay, Origin...), lo cual facilita a los desarrolladores el solucionar fallos y añadir contenido. La cuestión aquí es, ¿merecería la pena reservar y gastarse de 50 a 60 euros en un juego sin acabar, con 5 DLCs a la espera, y que dentro de medio año estará en Steam al 50%? La respuesta depende de aquel que la tenga que responder. Seguramente, a estas alturas tú, lector, te estarás preguntando por qué estoy soltando esta charla y no me concentro en hablar del tema principal. Mi respuesta es, a riesgo de hacer enojar a alguien, "todo a su debido tiempo..." La sobreexplotación en los videojuegos es uno de los mayores temas de debate de la actualidad en este mundillo. Si bien queda a criterio de cada cual si esto esta bien o esta mal (mi opinión será dada al final de este artículo), el hecho es que el impacto que causa en el mercado es solo uno, pero dejemos eso para más tarde, y ciñámonos a explicar en que consiste este tema.Se entiende por franquicia sobreexplotada (como ya aclaré en el encabezado de este artículo), a aquellas franquicias con uno o más títulos anuales con poca diferencia entre los unos y los otros en lo que a jugabilidad y/o calidad gráfica se refiere. Campeones indiscutibles de este "honor" son, actualmente, Assassin's Creed y, en mucha mayor medida, Call of Duty. Mientras que Ubisoft ha tenido el valor de lanzar al mercado tres juegos el mismo año (Assassin's Creed Liberation HD, AC Unity y AC Rogue, que también sale en 2015 para PC), esta empresa al menos se digna a ofrecer juegos con una historia envolvente, además de rebajar los precios de sus juegos con el paso del tiempo. Activision es un caso muy, muy aparte. Aunque se limite a sacar un juego por año, los DLCs de un solo juego de CoD alcanzan a costar, en su conjunto, 50 o 60 euros, equivalente a comprar dos títulos de CoD al año, además de que títulos que ya tienen bastantes años a sus espaldas, como Modern Warfare 3, cuestan lo que costaban en su día de lanzamiento. Esto, odiado por muchos y querido por otros, va a equilibrar la balanza del mercado hacia un extremo. Por fin, se ha llegado a la pregunta definitiva: ¿Cómo afecta sacar anualmente nuevos títulos de una misma franquicia? ¿Positivamente? ¿Negativamente? La respuesta es sencilla:Positivamente.Sé que suena muy, muy desacertado. Como dije, aquí daré mi opinión sobre la sobreexplotación de una franquicia, y como muchas personas, estoy en contra de que franquicias con gran futuro se vayan al garete por la codicia de sus casas desarrolladoras. Pero así como muchas personas están en contra, otras muchas, más que las que están en desacuerdo, se alegran por ver anualmente sus títulos favoritos en el mercado. ¿Cómo sino iba a poder permitirse Activision poner sus juegos a un precio tan desorbitado? ¿Cómo sino iba a poder Ubisoft lanzar un Assassin's Creed anualmente? La respuesta es sencilla: porque la gente los compra. Hay gente que afirma que Activision, pone sus precios tan altos porque ya casi no ganan nada. A aquellas personas, les respondo: no. La razón por la cual Activision hace esto es tan sencilla como que se están haciendo millonarios. Lo mismo pasa con Ubisoft: hay gente que cree que los títulos anuales se deben a que necesitan el dinero, lo cual carece de sentido dado que hacer cada nuevo juego suele costar el doble de lo que costo hacer el otro. En conclusión, para bien o para mal, la sobreexplotación en los videojuegos, pese a estar muy mal vista, ha hecho que este mercado se sitúe entre los más prósperos del mundo actual. Triste, pero cierto. Si tenéis algo que objetar, o queréis dar vuestra opinión, por favor, hacedlo a través de los comentarios. Ruego que seáis respetuosos con mi opinión y con las de los demás.