No es extraño en los tiempos que corren, darte un paseo por cualquier foro del vasto Internet y ver como aquellos que se hacen llamar “hardcore gamers” no dudan ni un momento en tildar a determinados juegos como “infantiles”. En la mayoría de casos, dicho término no hace justicia y creo que deberíamos tener un poco más claro lo que significa que algo sea infantil.
Un juego infantil debería ser aquél que por su contenido:
- Esté dirigido a un público cuya edad no exceda los 7 años
- Que no tenga un nivel de dificultad demasiado alto
- Que no implique demasiada complicación de guión/historia
- Que sea educativo, aunque esto último tampoco es imprescindible
¿Os habéis fijado que no he hablado del aspecto gráfico del juego en sí? Correcto, porque no considero que sea algo que deba influenciar en clasificar un juego como infantil o como maduro. Lamentablemente, no todo el mundo tiene esto claro.
Permitidme poner un par de ejemplos de lo que mucha gente considera “juegos infantiles”.
Kirby (en cualquiera de sus juegos): Tal vez esta adorable criatura rosada, regordeta y paticorta en su mundo de Dream Land dé pie a pensar que estamos ante un juego destinado a los niños. Sólo pensad un momento que este entrañable ser, tiene como poder principal devorar a sus enemigos vivos, en plan caníbal, digerirlos para adueñarse de sus poderes o escupirlos contra otros enemigos y que se desintegren los dos del golpe. Además, la historia original habla de un Rey (Dedede) que decide quedarse con toda la comida del reino sumiendo en la miseria a sus habitantes (¿has dicho Dream Land o España?) y Kirby se enfrenta a todo su ejército para ayudar a sus compatriotas.