Opinión: De Héroes y Villanos

5

Introducción

El otro día terminé una tanda de exámenes que se sintió como una carrera por un campo de minas mientras me perseguía un maníaco con un lanzallamas, y para calmar un poco los ánimos decidí conectarme a la nueva caja tonta (internet). Acabé viendo videos del remake, remaster o lo que sea del Shadow of the Colossus, y tras un rato mi materia gris resucitó, para bien o para mal. Aprovecho el tirón para avisar a los pasajeros que aquí habrá SPOILERS sobre dicho título, aunque si a estas alturas del partido le destripo la trama a alguien no me hago responsable en absoluto. He dicho.

La cuestión era la siguiente, el cómo tras tantos años después de jugarlo en la PS3 seguía teniendo la misma sensación cuando veía caer un coloso. Una mezcla entre un “por fin has caído, cabr*ncete” y un “ahora sí que la hemos hecho buena” cada vez que una de aquellas moles colapsaba y se estrellaba contra el suelo, el protagonista cayendo por detrás acto seguido. Cada vez que dicha escena se repetía, pese a cambiar la forma del coloso, no dejaba la sensación de triunfo, sino más bien una sensación agridulce.

You are [NOT] the Hero

La principal baza de Shadow of the Colossus es como logra transmitir tanto con tan poco. Wander (controlado por el jugador) es el protagonista, sí, pero la mayoría del peso lo llevan los colosos.

Y es que estos seres cambian mucho dependiendo del momento y el lugar que te encuentres en el combate. Valus, Gaius, Barba… son seres bípedos de forma humanoide, pero sus siluetas son absolutamente imponentes desde el momento en que te los encuentras. Parecen siluetas humanas y son semi-inteligentes, pero su silueta es aterradoramente alienígena siendo una mezcla de piedra, tierra, pelaje y arquitectura. Y si unimos esto a su tamaño queda un enemigo formidable. La música también hace lo suyo al causar tensión o adquirir un tono épico a la hora de enfrentarte a dichos seres, poniéndolos como gigantescos enemigos a batir. No obstante, cuando Wander se aproxima a su cabeza, donde se ubica por norma general uno de los puntos débiles, la mirada de los orbes azules (o naranjas si está cabreado) puede llegar a ser incluso mínimamente gentil, dando la sensación de que si te alejases del área el coloso no haría demasiados esfuerzos por perseguirte. Y esto es notable desde los más agresivos y poderosos como Argus o Malus hasta los más pacíficos como Avión o Phalanx. Sin embargo cuando te subes a la grupa del coloso de turno la música se viene arriba y eleva la epicidad al millón, transmitiendo la sensación de que un último empujón y el enorme ser caera ante ti, y otro menos que queda para el final. Y cuando el coloso cae la música pasa a ser solemne, como si lamentase la muerte del ser, y no dejando del todo claro quién es el verdadero villano; Si los colosos que habitan allí desde hace muchísimo tiempo o tú, que los vas exterminando uno a uno para liberar un ser que puede que te ayude o no.

Esto tiene su punto álgido durante las batallas contra Phalanx y Malus. Phalanx se trata de una serpiente voladora de un tamaño inimaginable, al punto de que prácticamente su lomo es buena parte del campo de batalla. Y sin embargo prácticamente no toma acciones ofensivas contra Wander, limitándose a intentar sacudírselo de encima y a sumergirse en la arena para poder alzar el vuelo una vez más. Y aun así cae presa de Wander sin piedad alguna.

Malus por su parte es la antesala al clímax de la historia, y la pelea contra él se va anticipando de una manera genial. Primero Agro cae al fondo de un cañón, sacrificándose la yegua en el último momento para salvar a su jinete. El hecho de que Agro caiga mientras el puente se derrumba es la metáfora más clara que he visto en mi vida. El último puente era también la última oportunidad de Wander de pensárselo dos veces, ya no hay marcha atrás, literalmente. Tras esto empieza una breve escalada a medida que el tiempo empeora. El viento aúlla, el cielo se oscurece, el polvo levantado dificulta la visibilidad y la lluvia arrecia. Y en lo alto espera Malus, el más aterrador de todos los colosos. La ubicación no es casualidad, ya que en el mapa este enfrentamiento se da en el cuadrante F-8, que viene a leerse como fate, destino en inglés. Por lo demás Malus está atrapado en la meseta, sin posibilidad de huir del campo de batalla, y cuando Wander logra alcanzarlo si el jugador se toma un momento puede vivir una situación bastante curiosa. Cada vez que un coloso es derrotado del cadáver de éste emerge un pilar de luz, pues desde la posición de Malus pueden verse todos los demás pilares, dejando al coloso impotente mientras observaba cómo todos los demás caían, uno tras otro. Para acabar con la batalla de Malus hay que mencionar su banda sonora.

Muchas veces la batalla contra el enemigo final de un título tiene algún tema épico que suena como si la gran victoria final estuviese próxima, pero aquí es todo lo contrario. Se trata de un tema dramático y lúgubre, que se aleja del todo de semejantes pensamientos. El propio nombre del tema, Demise of the ritual (final del ritual) deja entrever que el final de la historia está cerca, que el último coloso se tambalea y que puede caer en cualquier momento, pero quizá no sea el final que todos esperan o quieren.

Y como gran colofón final hay que mencionar a Dormin. Tras derrotar a todos los colosos y ser herido de muerte por los guerreros del chamán Emon, Dormin, la entidad que le había prometido salvar a Mono si eliminaba a los colosos, posee el cuerpo de Wander. Tras esto Dormin trata de perseguir a Emon y los suyos, que huyen con la espada que Wander deja caer. Y pese a ser derrotado y tragado por el vórtice que crea Emon al lanzar la espada al agua, Dormin mantiene su promesa, devolviendo a Mono a la vida.

¿Para qué he metido toda esta chapa? Pues simplemente para narrar el cómo cambia la historia conforme avanzas en la aventura. Lo que en un principio parecía una petición complicada y casi imposible de realizar va dejando de serlo poco a poco, conforme Wander se convierte en verdugo, los aterradores colosos en víctimas y la supuesta entidad maligna demuestra ser leal a su palabra y que cumple con sus promesas. De hecho, me parece realmente increíble el cómo pese a ser seres tan poderosos que fácilmente podrían acabar con Wander, muchas veces a los colosos no les queda más remedio que luchar arrinconados para defenderse de un atacante implacable que avanza de manera inexorable y que no tendrá ningún tipo de piedad. Excepto por Cenobia y Celosia, que les den a esos dos.

2 5

5 comentarios

17 de febrero de 2018 - 23:40
#5 EUROPANZER
#4 @party_on Esto lo envié hara 20 días o así.

0 0

17 de febrero de 2018 - 23:28
#4 PARTY_ON
joder estais ultimamente con shadow of the colossus que no cagais... lo veo en todas partes y cada dia desde que salio siempre hay alguna noticia al respecto. Le estoy empezando a coger asco

1 2 1

17 de febrero de 2018 - 20:39
#3 PIKESITO
La última frase deja entrever un cierto odio a esos perros que cuando entras en una casa ajena se te tiran encima y te babean.

0 0

17 de febrero de 2018 - 19:14
#2 VANCE_SIRRON
Concuerdo con la última frase del artículo.

0 0

17 de febrero de 2018 - 15:33
#1 ZEOVALGUAR
Uno de mis juegos favoritos, sin duda. Siempre me han gustado las especulaciones acerca de los colosos. Cada uno habita una zona y no se mueve de ella, sin embargo hay algunos que parecen presentar daños recibidos en una batalla. Por no hablar de Dormin (que escrito al revés es Nimrod, el rey mencionado en la Biblia asociado con la construcción de la Torre de Babel. Y si te fijas en el diseño de Malus... su parte inferior parece dicha torre).

El coloso de mis pesadillas es Dirge, esos gigantescos ojos naranjas que te persiguen...

3 0

Deja tu comentario

Necesitas estar registrado o iniciar sesión con tu cuenta Memondo para poder participar.