Historias de guerra: Feliz Navidad

Muy buenas tenga quién esté leyendo esto. Es la primera vez que decido lanzar un proyecto del estilo y no sé que recepción tendrá, pero me gustaría que la gente dejase su opinión en comentarios.

La cuestión. Todos conocemos las sagas de shooters Call of Duty y Battlefield, y el que diga que no ha estado viviendo bajo una piedra. No obstante, pese al enorme enfoque que ambas tienen en su modo multijugador, mucha gente juega su modo campaña para encontrarse con historias mil veces contadas, leídas, vistas y oídas; muchas veces si ni siquiera variar el punto de vista.

Mi intención con esta serie que inicio es dar a conocer historias y anécdotas que bien podrían aparecer en estos u otros títulos del estilo, para no perpetuar el mismo relato una y otra vez. Quizá haya gente a la que le parezca que esto poco tiene que ver con los videojuegos, pero por una vez voy a echarle jeta.
Gracias por leer y que pases unas felices fiestas.

...en los campos de batalla de la gran guerra, en el frente occidental, las trincheras mantenían el frente estancado e inamovible. La guerra se suponía que ya debía haber terminado, y que los jóvenes soldados habrían vuelto a casa por navidad. Nada más lejos de la realidad, allí seguían, luchando contra un enemigo que vivía a pocos metros de ellos.
No obstante las treguas no eran nada nuevo. Constantemente se daban situaciones en las que las patrullas de uno y otro bando se ignoraban debido al cansancio de los combates, ambos bandos se gritaban obscenidades y demás lindezas de una trinchera a otra, y el que ambos bandos comiesen a un horario parecido aseguraba un pequeño respiro en la locura del frente.

Pero el enemigo de los soldados no sólo era el que habitaba la trinchera que tenía enfrente, ya que el tiempo y el clima no hicieron si no empeorar sus ya precarias condiciones de vida; Y en aquel momento el clima se estaba cebando con ellos. El terreno de Bélgica tendía a convertirse en un fango impracticable con la lluvia y se dieron varias situaciones en la que parte de una trinchera se vino abajo, tragándose la tierra al pobre desgraciado que pillase. Además, debido a la humedad, las tropas tenían que dormir prácticamente de pie contra los parapetos, colocando sus escasas pertenencias y vituallas allí donde estuviesen a salvo del agua. No era extraño que se colgasen del techo de los refugios con mecanismos improvisados.

Estas treguas no-oficiales llegaron a oídos de los altos mandos, los cuales declararon que no habría ningún tipo de tregua con el enemigo. Es más, los británicos lanzaron una breve ofensiva en diciembre con el objetivo de subir la moral de la tropa. Los ataques fueron un fracaso que sólo causo una pila de muertos.
Los alemanes estaban en una situación ligeramente más favorable. En aquel momento los vientos de la guerra soplaban a su favor, y la moral de la tropa era alta por lo general, pero esta sería a primera navidad de muchos fuera de casa. Notando que las tropas extrañaban sus hogares y familias, el mando alemán decidió llevar las celebraciones de navidad al frente. Miles de regalos enviados por parte de las familias fueron transportados y repartidos, al tiempo que el kaiser Guillermo II enviaba un pequeño detalle a cada uno de los hombres desplegados. Esto era por lo general una caja de cigarros, una caja de puros para los oficiales y cosas del estilo. Las tropas de la entente por su parte tampoco se quedaron sin sus regalos, recibiendo obsequios de los jefes de estado y la familia real británica además de regalos enviados por sus familias.

Esto causó una situación curiosa como poco, ya que entre los regalos de unos y otros, los soldados no tenían donde guardar todo. No podían llevar las toneladas de cigarros que habían recibido encima y la comida, ahora más abundante, tenía la manía de echarse a perder en las condiciones que vivían.

El 24 de diciembre trajo un merecido respiro para los soldados del frente. Había dejado de llover, lo que permitió al frío secar el suelo y endurecerlo hasta formar una superficie sólida, facilitando el andar por el interior de la trinchera. La nieve cubrió absolutamente todo el paisaje, al tiempo que los tiroteos menguaban y en varios sectores se detenían completamente. No obstante, algunos sectores hicieron caso omiso de este fenómeno que se extendía, prosiguiendo con la guerra como si de un día más se tratase.

Animados por el buen tiempo, los alemanes aprovecharon para comer algunos de los alimentos recibidos de casa al tiempo que ponían sobre los parapetos pequeños árboles iluminados. Después la tropa germana comenzó a cantar villancicos.
Desde las lineas de la entente, el regimiento escocés que estaba estacionado en aquel sector se alarmó y se preparó ante un posible ataque al ver los arbolitos con luces. Sin embargo, lo único que llegó fue el sonido de los villancicos alemanes.

Tomándoselo como un desafío por parte de los alemanes, el comandante de la unidad ordenó a los escoceses empezar a cantar sus propios villancicos, y lo que empezó como una competición acabó pasando a ser un evento amistoso.
Esto se dio a lo largo y ancho del frente, y a medida que los ánimos se tranquilizaban ambos bandos empezaron a felicitar las fiestas a gritos de una trinchera a otra, con algunos valientes llegando a salir a la tierra de nadie. Se formaron acuerdos entre oficiales y tropa de ambos bandos con el compromiso de no dispararse al día siguiente.

Esto es algo que se dio sobre todo entre británicos y alemanes, ya que los franceses y los belgas aún guardaban resquemor a los germanos. Quizá la ocupación de sus países tuvo algo que ver, vete a saber tú... No obstante a lo largo de todo el frente se formaron acuerdos para enterrar los muertos de ambos bandos, y unos y otros respetaron las misas y enterramientos del otro.
Aquella noche los soldados de ambos bandos durmieron en el silencio más absoluto.

El 25 de diciembre de 1914 amaneció completamente despejado y sin un atisbo de nubes. Mientras el sol se alzaba poco a poco iluminando el paisaje nevado, los británicos vieron, mudos de asombro, alemanes paseando sobre las trincheras. Cabe destacar, que hacer algo semejante en un día normal a plena luz del día era una locura digna de un suicida; Y debido a este gesto de confianza muchos se aventuraron a salir de la trinchera que ocupaban. Enterraron los muertos de unos y otros, ofrecieron ceremonias religiosas comunes, barberos de ambos bandos ofrecían sus servicios y hablaron entre sí intercambiando historias. Además de eso, uno y otro bando intercambió regalos ofreciendo lo que había en demasía a cambio de bienes más escasos y preciados.
Además, es famoso el partido de fútbol que jugaron entre alemanes e ingleses sin ningún tipo de reglas, llegando a tener cada equipo más de cincuenta jugadores. Muchos de estos relatos de fútbol están confirmados en cartas que los soldados enviaron a casa, si bien siempre hay alguno que resulta no ser real.

No obstante no todo era fraternidad. Había muchos que creían que todo aquello no era más que fachada, y enviaron a varios de sus hombres a tomar nota de las posiciones enemigas en las trincheras mientras que muchos utilizaban la tregua para reparar refugios y reforzar las posiciones en las trincheras.

Una situación semejante era lo que el alto mando temía y pronto se enviaron órdenes de acabar con aquello y reiniciar la guerra. En muchos sectores los oficiales señalaron el final de la tregua disparando tiros al aire, dando inicio de nuevo a la rutina del conflicto. No obstante en otros sectores esta tregua se alargó hasta año nuevo, reiniciándose la guerra una vez pasado el día 1 de enero; Y en unos pocos sectores la paz aguantó hasta el mes de febrero.

No obstante esta situación no volvió a darse en el frente de Europa occidental. Para cuando llegó la navidad de 1915, muchos de quienes habían participado en la tregua de navidad de 1914 habían muerto, además de haber sufrido ataques con gas, los vuelos de bombardeo de aviones y zepelines y la recién finalizada batalla de Verdún. Además, tras la navidad de 1914, los generales ordenaron 24 horas de bombardeo de artillería sobre tierra de nadie, acabando con toda posibilidad de que una tregua semejante se repitiese.

Se dió una situación parecida en el frente de Europa oriental en el domingo de Pascua de 1916, entre las tropas de los bandos que luchaban en aquel lejano frente. Pero esa es otra historia.