Opinión de usuario: Los videojuegos y la madurez, ¿realmente son para niños? PC

La respuesta es no. Fin del artículo.

Ahora en serio. Todos hemos oído eso alguna vez y es algo que realmente nos desquicia. Por suerte los juegos están cada vez más desarrollados y muchas personas se han dado cuenta de que hay un mundo más allá de un muñeco bonito que salta entre plataformas para matar a un monstruo chulo pero malvado. Sin embargo, siempre habrá alguien que te mire con ojos raros y te diga que deberías hacer cosas más acordes con tu edad.

Otros medios como la televisión boicotean a los videojuegos más que ayudarles y siempre recurren al tópico del joven inmaduro que no tiene vida fuera de los videojuegos y no puede ser tomado en serio. La pregunta es: ¿porque le gusten los videojuegos no eres capaz de desarrollar una idea bien fundamentada y con criterio? O más general, ¿qué tienen que ver tus gustos con tu madurez?
Y por cierto, esto no ocurre solo con los videojuegos: dibujos animados (anime especialmente), fantasía, ciencia ficción, cómics… en general, todo aquello que suponga ficción y más imágenes creadas o retocadas por ordenador que reales puede ser objeto de este rechazo (como si muchas obras artísticas no fueran aclamadas aunque tengan imágenes imposibles); si la persona en cuestión es muy cerrada de mente puede que incluso meta al propio país de Japón en esta lista, cuando es una cultura rica y fascinante al margen del tipo de entretenimiento que crean.

Y no seré hipócrita: hay veces en las que me siento bastante infantil, como cuando compro muñecos o me pongo a jugar a un juego o ver una serie claramente para niños solo porque me gusta todo lo relacionado con la saga. Pero esta solo es una pequeña parte de mi afición.

Soy consciente de que estoy en una página de videojuegos, por lo que todos compartiréis mi opinión, pero creo que es bueno que entre nosotros compartamos todos los argumentos que nos apoyan para así defenderlos ante aquellos que estén en desacuerdo y para, por qué no, disfrutar leyendo cosas en defensa de esta afición tan duramente criticada.
Lo primero que tenéis que tener en cuenta es que vosotros tenéis razón y los que dicen que los videojuegos son cosa de críos no. Es así. Hay muchas a los que les molestan las respuestas absolutas, piensan que todo es relativo. Y no os confundáis, yo mismo creo que la pluralidad de opiniones es algo bueno, pero no hay nada malo en admitir que muchas veces uno tiene la razón y el resto se equivocan.
Si estás hablando con otra persona sobre un tema que tú conoces en profundidad y ella no, está claro que tu opinión tendrá más criterio que la suya. En ese caso no tienes que defender tu postura, sino escuchar a la otra persona y decirle por qué está equivocada. ¿Te suena prepotente? Pues no lo es, si sabes que de verdad tienes razón en un tema no hay nada malo en dejarlo claro.

Ahora analizaré otras aficiones que tienen una aceptación social mucho mayor y que incluso podrían ser las de aquel que te tilde de infantil o inmaduro. Quién sabe, es posible que acabes demostrándole que eres más maduro que él (de hecho, es muy probable, porque alguien realmente maduro no suele sacar conclusiones así de extremas en estos temas. Es posible que uno de vosotros, lectores, sea aficionado a alguno de los temas de los que voy a hablar, pido disculpas de antemano si generalizo.

También lamento no acompañar este artículo de imágenes, porque realmente no sé qué imágenes poner. Para poner cuatro fotos de archivo ligeramente relacionadas con uno de los temas de los que hablo, mejor no pongo nada.

Mucha gente parece no comprender que la gente puede crecer y mantener sus aficiones. Solo hay una que se libra: el fútbol.
El fútbol es algo que apasiona a miles de personas e interesa a tantas miles, y es algo que también les gusta a los niños. Pero que les guste a los niños no significa que sea para niños y nadie mirará raro a quien vaya a jugar con sus amigos con 25 años aunque también lo hiciera con 5. La única diferencia con los videojuegos es la aceptación social.

Yo soy un gran aficionado al fútbol y la forma en cómo lo veo ha cambiado desde entonces. Para un niño jugar es correr con la pelota y marcar para ser el mejor de entre tus amigos, además de apoyar a tu equipo y desear ser como su estrella; a medida que crece se va fijando en otras cosas como pueden ser el gran componente estratégico, la influencia de un equipo en su ciudad, el negocio que hay detrás, el esfuerzo de algunas personas en hacerse un hueco… y sí, cuando juegue habrá momentos en los que coja el balón y corra hacia la portería rival para marcar, con la misma estrategia de cuando era un niño (osea, ninguna), pero solo será una parte de todo el plan y su visión sobre este deporte es mucho más amplia.
Mi pasión por los videojuegos sigue siendo la misma que la de antaño solo que ahora veo muchas más cosas: su componente artístico, el mensaje que muchos llevan, la posible estrategia… Lo que estamos haciendo ahora, reflexionar sobre lo que hacemos y por qué nos gusta, ya es algo muy maduro.

Pondré Pokémon de ejemplo. De pequeño me encantaba porque va de criaturas chulas que pelean entre sí con ataques espectaculares. Ahora me fascina porque veo cómo han creado un mundo con su propia historia, una sociedad que sigue sus leyes y con muchos misterios esperando ser descifrados. También he descubierto lo bien construida que está su música, lo compleja que puede ser una batalla desde el punto de vista estratégico, el proceso de investigación que puede conllevar un diseño, las mil anécdotas que suceden hasta que el juego llega a nuestras manos. Y todavía me sigue encantando porque va de criaturas chulas que pelean entre sí con ataques espectaculares. No ver la diferencia entre el juego de alguien que se dedica al competitivo y un niño que está empezando en el juego es como no verla entre un jugador de ajedrez y uno de la oca.

Así que al que tienes delante le podrás decir libremente: “yo no vivo los videojuegos como cuando era pequeño, al igual que tú no vives el fútbol como cuando eras pequeño”. Yo siempre lo digo y siempre funciona.

En este punto no vendría mal que pusieras música de terror o de tensión, porque vamos a hablar de un tema escabroso. Socializar es difícil, hacerlo en un ambiente tan incómodo para alguien que no está acostumbrado lo es más; pero lo peor de todo es que pensarás que no tienes por qué tienes que estar torturándote ahí cuando podrías estar en casa en la comodidad de tu sillón.
Pero cuando te digan que deberías dejar los jueguecitos e irte a fiestas porque ya tienes edad deberías preguntar, ¿qué es una fiesta? Cada uno dirá una cosa pero en lo que coincidirán es: gente, música, bebida (alcohol si eres mayor).
Ojo, no tengo nada en contra de la fiesta y me parece una afición perfectamente respetable, pero hay formas y formas.

Por ejemplo hay gente que no pisa su casa si no es estrictamente necesario. Toda su vida se basa en esperar a cuando no haya clase el día siguiente para poder salir por la noche (cada vez más tarde, por cierto) y disfrutar de la música marchosa y beber sin parar. Sinceramente: decir que si te acuerdas del día anterior no te lo pasaste bien no me parece maduro, depender de que sea la noche de un fin de semana para hacer algo no me parece maduro, ser incapaz de disfrutar de forma más calmada no me parece maduro y beber alcohol solo para estar achispado y desinhibido no me parece maduro.

Conozco mucha gente a la que le encanta salir pero hay formas y hay formas. Una cosa es que te apetezca algo de descontrol y otra cosa es que la calle sea el lugar al que vas cuando no tienes obligaciones, como un niño que se va al rincón donde tiene sus juguetes. Y por supuesto, no me digas que tengo que crecer y empezar a ir a fiestas cuando tú te metes una botella de alcohol antes de plantearte si te estás divirtiendo.

También conozco a mucha gente a la que le encantan los videojuegos pero hay formas y hay formas.
Si te gusta la fiesta pero a la vez comprendes por qué yo soy más de videojuegos, este mensaje no es para ti. Y también hay muchos a los que les gustan ambas cosas sin que una de ellas sea la afición adulta y la otra infantil.
Repito, no estoy tratando de decir que una cosa sea mejor que la otra. Solo intento defender a la que suele acabar mal parada.

Y otro error más, muy relacionado con el de la fiesta pero que veo más acorde con otros dos temas: la política por un lado y la violencia y el sexo por el otro.
Empecemos por el primero: hay mucha gente que se cree madura solo porque su afición es la política. Claro, hablamos de gente elegante (cada vez menos) que maneja presupuestos y estudia estrategias para que el país se mantenga; eso es para gente inteligente y como a mí me gusta, yo soy inteligente. Pero luego me pongo a hablar con conceptos que realmente no entiendo, como de que este hombre tenía ideales fascistas o que este país es comunista pero no sé en realidad lo que son el comunismo y el fascismo (“uno es de izquierdas y el otro de derechas, ¿no?”) o directamente demuestro que no tengo ni idea de lo que estoy hablando (“¿cómo dices que Trump es liberal? ¡No sabes nada de política, tonto! El liberalismo es de izquierdas porque es que cada uno tenga libertad de pensar lo que quiera”).

Realmente hay mucha gente que se cree inteligente por interesarse por la política pero se comportan como si fueran hinchas de fútbol: son fanáticos de un equipo (partido, ideología) que defienden a ultranza, leen en los periódicos de su mismo bando los titulares que ensalzan al suyo y muestran las cosas malas del otro, comentan “jugadas” (acciones o puyas del político que les gusta) e incluso se atreven a decir lo que debería hacer el líder de su equipo aunque no conozcan las circunstancias, las normas o sea una estrategia carente de toda lógica. Pero en vez de tíos en pantalones son señores enchaquetados, así que soy más maduro que tú por hablar de cosas que no comprendo. Todos conocemos gente que mete la política en todos lados pero que pueden ser dejados por los suelos por alguien con un poco de sentido común.

El otro elemento son la violencia y el sexo. Hay una corriente de gente que dice: “los juegos son para niños porque hay algunos de disparos, sangre, violencia extrema, etc.”. Bien, que levante la mano quien no haya visto niños jugando a eso. A menudo se cree que estos elementos no aptos para niños hacen que una obra pase a ser para adultos y, por consiguiente, adulta. Yo estoy muy en desacuerdo con esa afirmación.

Es muy fácil meter violencia gratuita en una obra. Meto cosas muy sórdidas, malosos descuartizadores y asquerosos violadores. Ya soy adulto porque hago cosas desagradables que no se le ocurrirían a un niño. ¿Y el contexto, el sentido, el mensaje?
Yo soy un gran fan de las obras que se adaptan a los ojos del que las ve, obras que para un niño son divertidas pero en las que un adulto puede descubrir tramas complejísimas, villanos muy bien construidos o un mensaje filosófico; esto es completamente maduro sin tener que recurrir a estos temas sórdidos. En esta categoría podemos encontrar cosas como las películas de Hayao Miyazaki, Hora de Aventuras y muchísimos videojuegos (hace poco hice un artículo en el que trataba de desentrañar la complejidad de un juego tan aparentemente infantil como Super Paper Mario y ya hablé de este tema). Son obras que nos hacen pensar, que nos emocionan, que despiertan en nosotros algo más que la emoción del momento.

Por supuesto, no quiero decir que aquello que tenga sangre es automáticamente violencia vacía, solo digo que para que una obra sea madura se merece algo más como un mensaje profundo o una trama compleja. Y no nos olvidemos de todas estas obras preparadas para que el lector/espectador se crea que es algo profundo, algo similar a lo que dije antes de la política.
El malo en lugar de ser un demonio monstruoso es el líder de una sociedad distópica y poco antes del enfrentamiento final tiene que soltar un discurso del tipo “los recursos se acaban, el mundo se consume en dinero, las personas son seres egoístas, droga, delincuencia, los gobiernos controlan, la gente no está despierta, necesitaban un símbolo, revolución social, blablabla”. No digo que sean malas ideas, digo que muchas veces son temas que no se habían tratado en toda la obra pero que se presentan en cuatro frases totalmente explícitas dichas por el villano para que la obra parezca más profunda de lo que realmente es. No tienes que hacer un esfuerzo reflexivo, te lo damos todo mascadito para que solo tengas que tragar.

Y no olvidemos el tema del amor. Ah, el amor, ese romanticismo barato que se usa en obras para niñas o para darle chica a las historias para adolescentes. Pues espabilad porque el amor es algo que mueve el mundo y cambia para siempre las vidas de muchísimas personas; algo que ha sido tan tratado desde que el ser humano comenzó a crear historias no debe ser tratado a la ligera.

Sobre este tema vi la semana pasada un vídeo interesantísimo, que pondré por aquí. Habla de cómo en lo que alguien vería como el relleno cursi de un anime infantil de peleas una mente despierta ve un perfecto desarrollo de los sentimientos que pueden surgir entre varias personas.
Este vídeo trata dos temas de los que estoy hablando, éste y de que una serie no es más adulta ni está mejor hecha por incluir sangre y cruda violencia. El vídeo merece la pena en toda su duración, aunque la parte más general es la introducción en sus primeros siete minutos y medio (el resto ya es más específico, sobre una serie en concreto, pero en esa introducción están las ideas de las que hablo).

Puede parecer que me he salido un poco del tema, pero no es así. Al hablar de estas tres “aficiones” (fútbol, salir y política) y compararlas los videojuegos quiero dar a entender que lo importante para comprobar la madurez de una persona no son sus gustos, sino la forma en cómo los plantea y vive; la única diferencia es la aceptación social. Sin embargo, un gran grupo de gente sí da importancia a los gustos, lo cual me parece precisamente un indicio de falta de madurez, falta de capacidad analítica, ser incapaz de ver más allá de lo exterior.

Y ahora pasaremos a otro tema:

Un golpecito a vuestra nostalgia, ya que cuando Vrutal estaba empezando había multitud de artículos que tenían este título.

Y yo tengo una respuesta: depende del concepto de arte que tenga la persona, por lo que hay algunos que jamás deben decir que no sin caer en la hipocresía.
Los primeros son los que defienden a capa y espada el arte conceptual. Es decir, esas noticias que vemos de vez en cuando de un “artista” ha puesto en un museo un vaso medio lleno de agua o ha tirado un cubo de basura al suelo. Dejando de lado mi opinión sobre ellos, no realmente buena, pienso que deben admitir que los videojuegos pueden ser un arte si dicen que el arte puede ser cualquier cosa según el mensaje que quiera dar el autor (¿o es según si el autor tiene prestigio o no?).

Los otros son los que dicen que las películas son una forma de arte. Los videojuegos son cada vez más como películas en cuanto a muchísimos elementos como la calidad de música, la imagen y el argumento, así que pueden ser arte según ese razonamiento. Pero, ¿todas las películas son arte? La gente no tiene reparos en decir que hay una gran diferencia entre la película taquillera de turno que solo busca entretener y las obras realmente buenas.
¿Y el resto de medios? Nadie duda de que la Literatura es arte, no tanto la escritura; hay muchas obras vacías. Un buen crítico no dudará en decirte que una historia que puede divertir a los niños como Alicia en el País de las Maravillas es más profunda y artística que una obra más larga y para adultos como Cincuenta Sombras de Grey (también habrá quien defienda esta segunda como un buen ensayo sobre lo sórdida que puede ser sexualidad humana y hasta dónde puede llevar a la gente).

Pues esa es la clave: depende del videojuego en particular. Los videojuegos son un medio más de tantos que hay. Un autor quiere transmitir un sentimiento o una idea y lo hace a través de un medio apto: puede que el mejor sea uno visual, uno sonoro o uno interactivo.
Esto se puede realizar mediante los videojuegos también. De hecho, son un medio bastante bueno porque pueden combinar muchos elementos (argumento, interactividad, música, imagen, etc.) para hacer sentir al jugador emociones más complejas. Los mejores videojuegos son los que mejor saben combinar todos estos elementos, hay también muchos que tienen mucha calidad en todos estos elementos pero cada uno por su lado, sin que llegue todo a concordar.

Así que diré para concluir cuáles son a mi parecer las tres funciones de los videojuegos: entretener, dar un desafío o transmitir un mensaje. Es casi imposible que las tres formen una proporción perfecta y lo más normal es que una o dos destaquen sobre la tercera o que una se vea lastrada por tener que incluir otra para tener éxito (normalmente, no poder desarrollar una obra realmente artística por tener que hacer algo que también divierta, suele pasar en todos los medios).
El entretenimiento es realmente la función más infantil, ocurre cuando los videojuegos son prácticamente un juguete con mando y pantalla. No importa cuál sea el contenido (desde perritos adorables hasta violencia desmedida), sino el objetivo.
Ofrecer un desafío está más la dificultad. Juego competitivo, coleccionismo, estrategia, retos… es muy similar al entretenimiento pero para adultos porque conlleva tener que superarse a sí mismo y superar a otros, además de desarrollar todas las habilidades que participen en la partida (mente estratégica, coordinación, etc.).
Por último está transmitir un buen mensaje y una buena historia, la función más adulta de todas. Es lo que llevo diciendo todo este rato: expresar algo profundo que cale en el jugador.

Por lo tanto, ¿los videojuegos son para niños? Los hay que sí y los hay que no, depende de tu visión de ellos y de qué tenían en mente los desarrolladores cuando los crearon. Lo más importante es tener que hay algunos destinados a los niños, otros destinados a los adultos y otros que son para todos los públicos y su sentido depende del jugador.
Así que espero que te hayas divertido o entretenido leyendo este artículo y que hayas recopilado buenas ideas para la próxima vez que tengas que defender esta noble afición.

Igual alguien coge este artículo y considera que es para aumentar nuestro ego. La verdad es que un poco: cojo a un grupo de gente imaginaria y les digo “yo soy más maduro que vosotros”. Pues mira, de vez en cuando no viene mal leer algo que nos suba el ánimo.
¡Hasta la próxima!