Hay momentos en la vida en los que uno se maravilla con la gente. Gestos nobles, altruistas y filántropos que arrojan algo de luz a un mundo cruel e inmisericorde. Después están esos días en los que uno se da cabezazos contra la pared preguntándose por qué comparte especie con todos esos idiotas.
Decir que el lanzamiento de la nueva consola de Nintendo y la última entrega de The Legend of Zelda ha traído cola es quedarse muy corto, pero ridículamente corto. Una cantidad de gente abrumadora echando flores y tratando este evento como si se tratase la segunda llegada de Cristo en patinete y otra muchedumbre igualmente grande rabiando y echando bilis por todos los orificios de su cuerpo. Todo esto ha traído una batalla entre defensores y detractores como no se había visto desde hace unos meses, cuando dos ciertas sagas de shooters se volvieron a medir una contra otra.
Y el espectáculo ha sido completamente lamentable, por un lado y por el otro. Unos por echarse a la yugular de todo aquel que criticase aNintendo y los otros por estar a la mínima que salta para perjudicar la fama dela nueva consola y su juego.
Primero vamos a hablar del bando defensor, y vamos a resaltar la obviedad de turno. El juego perfecto NO EXISTE. Será mejor o será peor, pero no es perfecto. La razón detrás de esto es muy simple, alcanzar la perfecciones condenadamente difícil y el menor descuido con el detalle más mínimo impide alcanzarla. Algo que guste puede ser de una calidad extraordinaria, la créme dela créme… pero seguro que algún fallo tiene.
Dicho esto, el título que nos ocupa tiene toda la pinta de ser excelente, un juego que cumple lo prometido y que tras tanto tiempo por fin ha visto la luz. Un nivel de libertad apabullante, una atención al detalle muy loca y una sensación de estar mimado hasta el detalle más minúsculo. No obstante,no está libre de fallos. Bajones de fps y problemas con cierto mando son sólo algunos de los problemas que arrastran tanto la consola cómo el juego.
Por otra parte, tenemos a la masa fanática que se ha reunido bajo este estandarte. Dejemos las cosas claras, es perfectamente normal y comprensible criticar a Nintendo, siempre que no se pierda el civismo y las formas. Multitud de veces han volado cuchilladas entre la gran N y sus rivales,y la gente seguía para adelante. No sólo no entiendo esta actitud, si no que me parece idéntica a la de aquellos que buscan la más mínima excusa para lapidarla ante el público. Cuando una empresa tiene una pifia con un aparato de 400 €, no sólo conviene señalar esto y protestar, es algo necesario hacerlo, principalmente para que dicho culpable tome nota y no se le ocurra volver a permitirlo en un futuro. Si se armó una gorda con aparatos de la competencia, aquí se debería juzgara todos con la misma vara e intentar quitarse esas gafas de nostalgia que todo lo hacen tan bonito. Al final del día Nintendo es una empresa que busca ganar dinero, como cualquier otra, y si bien algunos métodos pueden ser un tanto diferentes el objetivo final es el mismo.
En la otra esquina del cuadrilátero tenemos a quienes han decidido ser más críticos, y que lástima que están dando. Si unos se aferran a su visión nostálgica como a un clavo ardiendo, estos utilizan una conducta que sólo puedo calificar de “horda”. Humillación, insultos, peleas y fanatismo son sólo las primeras palabras que se me vienen a la cabeza cuando pienso en cómo describirlos. Esta gente no sólo no está interesada en disfrutar de lo que la Switch ofrece, si no que han tomado activamente la decisión de no disfrutarla y, por encima de todo, no permitir que nadie la disfrute. Semejante inversión de tiempo y esfuerzo en un objetivo tan fútil.
Y por desgracia esa es la clave en su comportamiento, el tratar de aguar la fiesta a los demás, por algún motivo que sólo ellos comprenden. Antes he aprobado de las críticas, siempre que se hicieran con cabeza, pero esta gente cae en el mismo saco que aquellos que defienden su preciado juego o consola hasta la muerte. Dijo alguien que los extremos se tocan, y esta situación lo demuestra a la perfección, da igual que sean defensores o críticos, en el fondo no son más que un montón de críos rabiosos que tienen que atacar aquello del rival, ya sea por no haber cuidado hasta el más mínimo detalle o por tener una potencia inferior a sus rivales, cuando ambos casos tienen sus muy válidas razones a su favor.
No obstante hay un último aspecto a tratar. Metacritic es una página que se lleva más palos que nadie en el día a día, acusada de ser falsa, de corrupta… hasta que nos interesa. El hecho de negar que los resultados están hinchados por el simple hecho de ser un Zelda es ridículo cuanto menos, muchas páginas lanzándose a dar notas extremadamente altas simplemente por el nombre y el prestigio que lo precede.
Pero lo que no es aceptable en absoluto es el comportamiento de los detractores. ¿De verdad pretenden que la gente se crea que Nintendo sobornó a todas las revistas y portales? ¿De verdad? Los más probable es, cómo he dicho antes, que debido a su fama, se intente minimizar las fallas que el título tiene, y algunas son bastante graves. Pero el punto más bajo se alcanzó cuando la gente empezó a dar ceros sin motivo alguno y a incitar a otros a hacer lo mismo. Estas “críticas” no sólo son ridículas por venir de parte de aquellos que no poseían la Switch o el juego, si no que bastaba con leer una única línea (algunas no se alargaban más) para ver que aquella era la reacción de un niñato rabioso que estaba montando un numerito. ¿Ya? ¿Te sientes un niño grande? Espero que con el tiempo esas críticas desaparezcan y sólo queden las válidas.
Conclusión
La conclusión que uno saca de esto es algo amarga. Podemos decir que la industria del videojuego aún está en su adolescencia, que es un arte que superior a otros, que todavía queda un largo camino por andar.
Hay problemas graves y evidentes que se deben solucionar, pero si vemos la situación desde fuera tras lo ocurrido no veremos más que un montón de niños chillándose y peleándose porque su juguete es mejor que el del otro. Se pretende que el videojuego dé una imagen adulta y que transmita valores y aborde temas serios, pero después de esto mucho me temo que eso aún esta muy lejos mientras comportamientos como este estén a la orden del día.
Muchas gracias por leer.
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