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Revisitando Final Fantasy I de NES

Siempre me ha interesado la saga, aunque no me haya terminado muchos de sus juegos, quizás por darnos de los mejores RPGs de la historia o por su gran influencia en el medio en general. El caso es que los primeros títulos (en sus versiones originales), siempre me tiraban hacia atrás debido a lo rudimentario que era todo en esa primera etapa del género. Hace unos meses, con la excusa de que se acerca FFXV, me decidí a terminar la entrega que lo empezó todo.

Ya había jugado a la revisión de PSP e incluso terminado el remake de GBA, pero nunca había avanzado más allá del primer jefe en el Final Fantasy original.

Al que le interese, no habrá spoilers hasta que se indique claramente lo contrario (también se indica de manera clara donde acaban).

Revisitando Final Fantasy I de NES

El inicio de la leyenda

Nada más empezar, lo primero que se nos pide es elegir a 4 personajes con sus respectivas clases y nombrarlos. No se impone ninguna limitación a la hora de elegir, por lo que podemos hacer un equipo entero de magos blancos si nos queremos amargar la vida, pero supongo que los diseñadores tendrían en cuenta que no somos tan tontos. Ya con esta primera pantalla se muestran las intenciones y orígenes de la saga. Al igual que muchísimos (o todos mejor dicho) RPGs, la influencia de los juegos de rol físicos (Mazmorras y Dragones, por decir el más famoso) es notoria, elegimos entre las típicas clases y más adelante vemos que es la típica ambientación más básica que a uno se le puede venir a la cabeza cuando uno piensa en fantasía.

La historia también empieza con los típicos clichés, somos unos elegidos que nada más llegar a un castillo deben salvar una princesa que acaba de ser raptada. Si bien el argumento no es el mejor de la historia, más adelante tiene unos cuantos detalles que diferencian nuestra historia ligeramente de la típica fantasía medieval.

Y es que, hablando de la fantasía medieval, la ambientación también es bastante típica. Castillos, dragones, magos, elfos y demás están a la orden del día en nuestra aventura. Si cabe remarcar algo, es el toque original tan común de Japón que, de vez en cuando, nos pone unos monstruos menos estereotípicos en pantalla y, a pesar de las limitaciones, pueden ser visualmente interesantes.

En los pueblos y demás zonas habitadas encontraremos, aparte de tiendas para nuestras mejoras, unos cuantos NPCs que nos insinuarán a donde ir o nos dirán pequeños detalles de la historia. Si bien no es un juego excesivamente críptico, de vez en cuando he tenido que tirar de guía por no saber a dónde ir, pero no es un problema a lo largo de la aventura.

Y por cierto la música, aunque poco variada por el hardware de origen, ya era bastante buena y estaba hecha por nuestro buen amigo Uematsu que tantas alegrías nos ha dado a día de hoy. Aparece incluso el mítico Prelude que ha aparecido en toda la saga.

Con lo que llevamos ahora podriamos estar ante un título más que digno, si bien nada especialmente destacable, una aventura con dragones y magias nunca sienta mal si está bien hecha. Pero queda una de las partes más importantes.

Revisitando Final Fantasy I de NES

Sistema de combate y de encuentros

Es aquí donde se nota con mucha diferencia que es un título de su época. Si ya hay gente que piensa que cualquier sistema de combate aleatorio es horrible, que no prueben esto. A veces encontraremos demasiados combates que se hacen muy pesados sobretodo, cuando andamos perdidos por una mazmorra y no hay forma de evitarlos ni siquiera de manera temporal. Otras MUCHAS (demasiadas) veces estaremos dando vueltas en una misma zona para farmear porque la curva de dificultad está poco ajustada.

Al ser un título tan básico tenemos pocas opciones estratégicas y al final acabamos farmeando horas en un mismo sitio para poder superar el siguiente obstáculo. A veces se siente tan injusto que me pienso seriamente si acaso el equipo de desarrollo intentó pasárselo antes de publicarlo. Nos encontramos desde instakills inevitables hasta estados alterados que, si tenemos mala suerte, nos pueden tener minutos paralizados hasta la muerte sin poder hacer nada.

Es una pena que no se hubiera rebajado la dificultad en ciertas zonas porque precisamente cuando un combate sale bien y vencemos a un jefe en el extremo de nuestras fuerzas, es cuando se siente la épica del título, la sensación de que con nuestra fuerza hemos podido derrotar a un monstruo todopoderoso, de hecho, las dos veces que he completado el juego (en NES y GBA), las dos fueron de un golpe final de mi mago cuando el grupo entero había muerto, no tenía magia y era mi último golpe antes de morir, ¡y se sentía realmente épico!. Además el final del juego particularmente, aunque simple, me parece suficientemente gratificante para pasar el trago final del último jefe.

Y hablando de final...

¡ATENCION: SPOILERS!

Revisitando Final Fantasy I de NES

La verdad es que la trama aún siendo muy básica, ¡me gustó bastante!. Rescatar a la princesa es solo el prólogo, lo cual en un juego de la época sería el final, lo que nos indica el nivel de épica que tenemos por delante. No es que haya muchos personajes muy carismáticos, pero si situaciones entretenidas que dan intensidad al título. Matoya pidiéndonos ayuda para que pueda volver a ver en su alejada cueva, los distintos vehículos que añaden escala y poder a nuestro grupo, desde el barco hasta el, aún hoy asombroso, barco volador y otros tantos detalles que dan interés a la épica. La idea de recoger 4 cristales custodiados por demonios no es muy original, pero funciona, ya que se supone que es para lo que están nuestros cuatro guerreros ahí.

Lo que más me gusta quizás sea el final. No es que sea la hostia, pero ver como se viaja en el tiempo para luchar contra Garland cuando ya nos habíamos olvidado de él al principio, me parece de lo más de interesante. Como primer villano de la saga Garland funciona más que bien, aunque se reduce un poco a que es malo porque sí, prefiero que tenga una motivación básica a una historia mala detrás. Y en el colofón de todo se transforma en Chaos, como muestra del toque JRPG de que todo final boss es un bicharraco flipante. Y el clímax es increible por eso mismo, somos cuatro guerreros destinados a salvar el mundo luchando contra lo que se autodenomina el mismísimo Caos.

Más tarde mejorarían los argumentos, pero ya se apuntaban maneras con este inicio en la saga.

FIN DE SPOILERS

Con todo, nos queda un juego de su época, casi injugable hoy, pero una reliquia innegable digna de atención que ya marcaba los pasos a un futuro exitoso. No puedo recomendar el título a nadie a día de hoy, pero si que se merece que se le eche un vistazo y se sepa ver que ha mejorado y que se ha heredado de ahí. Faltan cosas muy básicas a nivel de mecánicas, pero ya se incluyen las bases de lo que a la postre sería Final Fantasy

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