Análisis: Murdered Soul Suspect PS4 XBO PS3 360 PC

A menudo nos quejamos de que algunos videojuegos repiten la misma fórmula hasta la saciedad y que las franquicias se explotan con gran cantidad de secuelas que no aportan muchas novedades en cuanto a su desarrollo, más allá de mejores gráficos. Por eso nos gusta tanto que compañías como Airtight Games y Square Enix, arriesguen para hacernos llegar títulos que, a pesar de no ser perfectos, aportan algo más al catálogo de lanzamiento de nuestras plataformas.

La historia de Murdered: Soul Suspect bebe directamente de dos géneros que siempre nos han suscitado interés de algún modo: la novela policiaca y lo sobrenatural. Esta poderosa mezcla nos pone en la piel de Ronan O'Connor, un detective de policía con un pasado conflictivo. Después de perder trágicamente a su esposa y tratar de encauzar su vida, es asesinado por un misterioso hombre encapuchado. Se trata del Asesino de la Campana, que está sumiendo en el caos la ciudad de Salem.

Ronan, despierta al lado de su cadáver y tiene la segunda oportunidad de intentar dar caza a su némesis. Para ello, deberá interactuar con su entorno, utilizando sus nuevos poderes. Además, conocerá a una misteriosa chica que le ayudará con sus poderes de médium.

Durante los primeros años posteriores al lanzamiento de una consola, debemos acostumbrarnos a títulos puente que quieren llegar a todos los mercados, pero que desgraciadamente no aprovechan sus posibilidades. Es el caso de Murdered: Souls Suspect, con una versión en las consolas de nueva generación, que no aporta demasiadas cosas salvo un aumento de resolución que hace que se vea ligeramente mejor el juego.

Gráficamente cumple con su cometido, sin llegar a destacar en ningún momento. Este apartado no llega a ser realmente importante, puesto que todo el peso del juego cae en la narrativa que nos arrastra hasta conocer la sorprendente identidad del Asesino de la Campana.

"Tus puntos fuertes en la vida, lo son más aquí, se convierten en poderes".

Ronan era un buen detective antes de morir, pero dejar de respirar le ha servido para ganar una serie de poderes que nos ayudarán a lo largo de nuestra aventura. Aprenderemos a utilizarlos durante la primera hora de juego, esto no nos ha gustado demasiado, porque a medida que avanzamos en la historia, nos encontramos ante la falta de novedades.

Las mecánicas del juego se basan en tres pilares fundamentales. La exploración, búsqueda de pruebas y el sigilo:

- Durante la fase de exploración tendremos que recorrer el escenario, dirigiéndonos hacia nuestro próximo objetivo. Durante el camino, podremos detenernos a buscar coleccionables y a ayudar a almas atrapadas en este limbo de aquellos que han dejado cosas inconclusas.

- La fase de búsqueda de pruebas nos recordará irremediablemente a lo que ya vimos en L.A. Noire. Nos valdremos de nuestros poderes para atravesar paredes, escuchar conversaciones, poseer cuerpos, influenciarlos y reunir las pruebas pertinentes. Una vez creemos que somos capaces de resolver el misterio, tendremos que decidir qué pruebas son las más importantes, y si tenemos suerte avanzaremos en la historia. No pasa absolutamente nada si fallamos, pero seremos puntuados con placas de detective.

- Por último, la fase de sigilo nos obligará a pasar desapercibidos entre los demonios que moran por este limbo. Tendremos que escondernos utilizando nuestros poderes de teletransportacion. Si nos acercamos sin hacer ruido a ellos , los destruiremos después de realizar una simple combinación de botones, a modo de QTE.

La ambientación es uno de los factores que mejor funciona en Murdered: Soul Suspect. La elección de la misteriosa ciudad de Salem ha resultado ser todo un acierto. Más allá del vínculo histórico con lo sobrenatural, el estilo arquitectónico de sus edificios nos sirve de marco inmejorable para ambientar la historia.

Nos llevará unas 8 horas acabar con el juego, si decidimos buscar todos los coleccionables y realizar las misiones secundarias, que nos llevan a ayudar a aquellas almas que nos encontraremos durante el desarrollo de la aventura.

El apartado sonoro cumple, pero no llega a destacar en ningún momento. Ninguna melodía se nos quedará grabada en la cabeza. Disfrutaremos de un buen doblaje al castellano que nos ayudará a meternos en la historia desde el primer momento.

Murdered: Soul Suspect nos ofrece una idea muy fresca pero mal ejecutada. El juego cuenta con un desarrollo un tanto plano y unas mecánicas que acabarán siendo repetitivas a las pocas horas de juego. Su mayor acierto es la genial historia que nos llevará a descubrir el pasado de Ronan, aceptar nuestra muerte y perseguir incesablemente a nuestro asesino.

Se trata de un juego entretenido que nos mantendrá pegados al televisor, pero podría haberse aprovechado muchísimo más de haber pulido los aspectos que hemos comentado anteriormente.

¿A qué tipo de personas va dirigido?
- A todas aquellas que disfruten viendo Cuarto Milenio o leyendo una novela policíaca.

¿Pasaremos mucho miedo mientras jugamos?
- No demasiado, son espíritus pero de los majos. Eso sí, cuando veas un diablo, escóndete.

¿Qué es lo que más nos gustará?
- Sin lugar a dudas, poseer a un gato y subirnos por los muebles mientras decimos "Miau".

¿Merece la pena morir para conseguir nuevos poderes?
- No lo sabemos, pero levantarse por la noche, en la vida real para ir a la nevera sería así de cómodo y no tendrías que volver a preocuparte de darte con el meñique en el canto del mueble del comedor

¿Podremos ver flashbacks del pasado con tan solo mirar objetos?
- Sí, ahora entendemos como las madres encuentran TODO lo que perdemos por nuestra habitación.

Esos demonios de los que has hablado, ¿son muy difíciles de vencer?
- No demasiado, volviendo a casa después de un viernes de fiesta nos hemos encontrado a cosas peores.

Tiene que ser incómodo no poder hablar con nadie, ¿no?
- Por suerte encontraremos a una médium, pero esto de que le atraviesen a uno, incorpóreamente, no mola.

Creo que ya estoy preparado. ¿Tengo que saber algo más antes de jugarlo?
- Sí, debes ver Ghost por enésima vez y preparar los pañuelos para llorar sin parar.