Podemos decir sin ningún miedo a equivocarnos que Life is Strange ha sido una de las sorpresas del año. El mercado de las aventuras gráficas estaba monopolizado por Telltale Games, que no ha regalado en el pasado juegazos como The Walking Dead o The Wolf Among Us. Sin embargo la sobreexplotación de entregas ha hecho que las viésemos con cierta desgana. Fue entonces cuando apareció Dontnod Entertainment. El estudio había desarrollado en 2013 una aventura futurista llamada Remember Me, que nos permitía jugar con los recuerdos de las personas, escenificarlos y modificarlos. Esta idea fue creciendo poco a poco hasta terminar en lo que hemos visto en Life is Strange. A lo largo de los últimos meses hemos ido analizando cada uno de los 5 capítulos que forman la aventura. Hoy nos toca cerrar página interiorizando lo que ha dado de sí el último capítulo. Como siempre, sin spoilers. El cuarto episodio de Life is Strange terminó con una revelación que nos dejó alucinando durante semanas. Sería justo reconocer que estábamos confiados. Esto no puede terminar así, confiamos en Max, en sus increíbles poderes y en la justicia kármica. Este quinto episodio dura unas tres horas y no nos deja ni un segundo de respiro. Max es capaz de retroceder en el tiempo y de crear nuevas realidades pero cada una de ellas esconde un trágico destino. No se introduce ninguna mecánica nueva. A estas alturas ya manejamos con soltura todas las posibilidades. Max ya no es aquella niña hipster estúpida que conocimos hace meses y disfrutamos enormemente de su evolución. Somos totalmente conscientes de que cada acción tiene su consecuencia y disfrutamos de ello.A nivel técnico seguimos teniendo emociones encontradas. Gráficamente el juego tiene sus limitaciones pero sabe solventarlas con el excelente uso de los planos, los enfoques, el uso de la iluminación y de la banda sonora. Sin embargo algunos detalles son demasiado simples y se les ve el cartón, aunque a estas alturas poco nos importa. El que sigue jugando a Life is Strange disfruta de la inmejorable narrativa y de sus personajes.Dontnod ha reconocido en más de una ocasión que lamentan no haber tenido más presupuesto y medios para mejorar las animaciones faciales de los personajes. Y es que realmenteresulta poco creíble ver a un personaje recitar un gran discurso sin mover los labios. El gran mérito de Life is Strange es que nos olvidemos de ello y gran parte de mérito lo tiene el excelente trabajo de los actores de doblaje. Concretamente este último capítulo tiene escenas que nos ponen los pelos de punta y en el que las emociones están a flor de piel. Uno de los grandes méritos de Life is Strange es su capacidad de hacernos partícipes del universo en que se ambienta. Hasta cierto punto cada capítulo ha encerrado una decisión que afecta directamente al destino de uno de los personajes. Después de tantas horas nos hemos encariñado con cada uno de ellos. Este quinto episodio sigue coqueteando con las realidades alternativas, con el causa-efecto de cada acción y con el sentimiento de culpabilidad de Max. Nuestra hipster preferida quiere que salga todo bien, quiere utilizar su poder para enmendar todos los errores y estas cosas no suelen terminar bien. El momento de mayor clímax emocional es una decisión que cambia radicalmente el destino de los personajes y de la ciudad de Arcadia Bay. De este modo nos encontramos con dos finales con pequeñas variantes. Aunque a nivel personal solo uno de ellos nos deja plenamente satisfechos. Hay que agradecer enormemente la valentía que Square Enix ha tenido con Life is Strange. Dontnod ha desvelado en más de una ocasión que cuando estaban buscando distribuidora recibieron presiones para cambiar algunas partes de la historia. Concretamente existe la absurda concepción de que un juego protagonizado por una mujer no tiene el mismo éxito comercial que uno protagonizado por un hombre. Por suerte Square Enix dio libertad absoluta al estudio de desarrollo y el tiempo ha acabado demostrando que la historia de Max Caulfield ha sido todo un éxito. Desde el primer momento hemos disfrutado con su estética y sobretodo con una jugabilidad alejada de Quick Time Events innecesarios y decisiones cutres. Life is Strange se ha ganado nuestro corazón pese a ser un juego episódico de bajo presupuesto. Cualquier otro juego habría acusado todos estos hándicaps pero no ha sido el caso. Esperamos con ganas una segunda temporada. Gracias Max.