Después de terminar Dark Souls 3 con todos sus bosses opcionales, pasarnos unos cuantos New Game+ y construirnos builds con las que dominar todas las facetas del juego nos quedó una inmensa sensación de vacío. Existe una gran controversia acerca de los DLC's y las compañías que suelen utilizarlos a modo de sacacuartos a los usuarios. Afortunadamente cuando hablamos de Dark Souls sabemos que nos ofrecerá la misma grata experiencia de siempre. Y es que en este caso saber que tendremos dos actualizaciones no hace otra cosa que alegrarnos sobremanera. Ya hemos podido completar Ashes of Ariandel y con los ojos roso y los dedos entumecidos vamos a explicaros nuestra experiencia.
Esta vez entrar en la zona del DLC es muy fácil. Solo tenemos que hablar con un personaje en el altar de la Cleansing Church en Cathedral of the Deep. ¿Os acordáis de los malabares que había que hacer en el primer Dark Souls con un golem de cristal para entrar en el DLC? Se agradece que nos pongan las cosas fáciles, aunque solo sea una vez. Después de una escena cinemática ya estaremos en el Painted World of Ariandel y lo primero que nos llama la atención es la sensación de que no somos bien recibidos. Los escenarios de este contenido descargable incluyen grandes paisajes nevados, oscuros pueblos con casas derruidas y zonas en las que hacer malabares para descender sin contratiempos.
Ashes of Ariandel no pretende cambiar nada de nada dentro del universo de Dark Souls 3. Si algo funciona no lo toques. Los escenarios quizás son más grandes de lo habitual y es fácil perderse mientras buscas objetos. Como siempre, es una maravilla descubrir los distintos atajos y ver como todo tiene lógica dentro de la arquitectura del escenario. Lo primero que te llamará la atención serán los nuevos enemigos. Merecen mención especial los lobos que te acorralan sin que te des cuenta y una especie de ninja con aspecto de pájaro y Eduardo Manostijeras que puede ponerte las cosas muy difíciles si te descuidas. Mucho cuidado con los árboles porque hay un nuevo tipo de enemigo que nos lanza halos de hielo o orbes de fuego y pueden ponernos en un aprieto. Por supuesto tampoco faltarán las nuevas armas, los sets de armadura, un nuevo anillo y los hechizos.
Donde quizás escasea un poco es en el apartado de los Bosses. Solo tendremos dos aunque para compensarlo uno de ellos tendrá varias transformaciones. Uno de los grandes alicientes de Ashes of Ariandel es acceder a la tan esperada Hollow Arena. Eso sí, antes tendremos que acabar con Champion’s Gravetender & Gravetender Greatwolf y no es tarea fácil. Una vez tengamos acceso a la arena podremos escoger entre dos modos de juego:
En el Modo Duelo tenemos enfrentamientos de uno contra uno a una sola muerte sin la posibilidad de utilizar estus flasks para recuperar salud. En el Modo Brawl disfrutaremos de combates de hasta tres contra tres en el que el equipo que más muertes sume, es el que se queda con la victoria.
Dark Souls 3: Ashes of Ariandel nos ofrece una genial experiencia que puede llegar hasta las 9 horas si lo queremos encontrar todo. Tiene un precio de 15 euros. Los que han invertido incontables horas en el juego principal lo recibirán con los brazos abiertos. Como he dicho anteriormente, no esperéis que ofrezca una experiencia distinta. Si los modos multijugador no son motivo suficiente seguro que caéis enamorados de su genial ambientación, de los nuevos enemigos y de las sorpresas que he preferido no desvelar para no destripar demasiado la experiencia. Totalmente recomendable. Lo único malo es que ahora solo queda un DLC para ponerle punto y final a la historia que Miyazaki ha escrito tan brillantemente en la historia de los videojuegos.
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